En los Estados Unidos, las operaciones con futuros comenzaron a mediados
del siglo XIX con el establecimiento de los mercados centrales de granos donde
los agricultores podían vender sus productos bien para su entrega inmediata,
también llamado mercado al contado, o para su entrega futura.
Estos contratos
forward eran contratos privados entre compradores y vendedores, y se
convirtieron en los precursores de los contratos de futuros actuales negociados
en los mercados bursátiles.
Tanto los contratos a plazo (forwards) como los contratos de futuros son
acuerdos legales para comprar o vender un activo en una fecha específica o
durante un mes específico.
Mientras que los contratos forward se negocian
directamente entre un comprador y un vendedor, y los términos del acuerdo
pueden variar de un contrato a otro, un contrato de futuros es facilitado a través
de un mercado de futuros y es estandarizado conforme a la calidad, la cantidad,
hora y sitio de entrega. La única variable remanente es el precio, el cual se
descubrirá a través de un proceso similar a una subasta que ocurre en el piso de
la bolsa o a través de CME Globex, la plataforma electrónica del CME Group
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